sábado, 15 de junio de 2013

CUENTO "UN MUÑECO DE NIEVE MUY ESPECIAL"



UN MUÑECO DE NIEVE MUY ESPECIAL

Los niños del C.P. Llerón-Clarín hicieron un muñeco de nieve en el patio tras la gran nevada que cubrió Mieres. Sólo estaban nueve alumnos porque los demás no pudieron venir al colegio.
Para hacerlo utilizamos recogedores, como si fuesen palas para ir haciendo el montón de nieve. Nos costó trabajo moldear el muñeco y sobre todo la cabeza porque la nieve estaba helada y no podíamos juntar la nieve, se deshacía.
Le pusimos bufanda azul, botones rojos y dorados, gorro verde, ojos de tapones azules, nariz de rotulador amarillo y boca de tapón naranja. Quedó muy simpático. Su cuerpo parecía una capa y decidimos llamarle Capotín.
Lo dejamos allí solito y  en zona de sombra para que no se derritiera y nos fuimos a casa.
Esa noche hacía mucho frío y Capotín se sentía solo y triste y se puso a llorar. Marcelino y Lisa, nuestros ratones mascota, cuando se pusieron a entrar al cole como todos los días, oyeron llorar a alguien y con su fino olfato y agudo oído descubrieron al muñeco de nieve en el patio.
Se acercaron a él y se pusieron a hablar, Capotín les explicó quién era y por qué estaba allí. Los ratones que eran muy curiosos, recorrieron al muñeco de arriba abajo y les gustó mucho, aunque estaba un poco frío. Le dijeron que estaba muy bien hecho y que no debía llorar, que esa noche no estaría solo porque ellos se quedarían con él. Su cara cambió, dejo de llorar y comenzó a sonreir.
De repente el muñeco empezó a desprenderse del suelo, como si cobrase vida, y les dijo a Lisa y a Marcelino que si les apetecía vivir una aventura, hacer un viaje volando. Tras mirarse uno a otro sorprendidos dijeron que sí, ya que ellos como no podían volar, nunca lo habían hecho.
Capotín les mandó subirse uno en cada brazo y… ¡¡a volar¡¡¡. Lisa y Marcelino se morían de risa, de frío, se mareaban a veces, pero les encantó ver tan de cerca las estrellas y contemplar las ciudades desde el cielo.
El muñeco quiso darles una sorpresa y los llevó muy, muy lejos, al Polo Norte, a la fábrica donde Papá Noël hace los juguetes. Los ratones quedaron maravillados con los duendecillos trabajadores que casi eran tan pequeños como ellos y que hacían aquellos juguetes tan bonitos.
Cuando empezaba a amanecer, el muñeco los llamó y les dijo que se dieran prisa que tenían que volver al colegio y les esperaba un largo viaje. Volaron con rapidez y al aterrizar, Capotín estropeó un poco su nieve, quedó algo espachurrado y perdió el sombrero y la nariz.
Cuando los niños llegaron al cole, lo volvieron a colocar y le pusieron los complementos que le faltaban y Lisa y Marcelino se pasaron buena parte de la mañana durmiendo. Cuando despertaron se alegraron mucho de haber conocido al muñeco de nieve que habían hecho los niños y recordaron la mágica aventura que habían vivido.

                                
                   




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